Grietas y saldos de 2023

Por Arturo González González

Año del calor extremo. Año de la migración. Año de la polarización. Año de la inteligencia artificial generativa. Año de la fragmentación económica. Año del nearshoring. Año de la nueva guerra palestino-israelí. Segundo año de la guerra ruso-ucraniana. Tercer año después de la pandemia. Quinto año de la guerra comercial chino-estadounidense. ¿Cómo recordaremos 2023 desde una perspectiva global? Más allá de los sucesos y las anécdotas del año que se va, las transformaciones que se vuelven tendencia configuran una nueva época en la historia de la humanidad marcada por retos y oportunidades.

El calentamiento global es la principal amenaza para la vida sensible del planeta. Las emisiones de gases de efecto invernadero producto de un modelo económico basado en la sobreexplotación de la naturaleza, los combustibles fósiles y el consumismo, ha llevado a un incremento inusitado de la temperatura promedio de la Tierra. Mes tras mes, durante el verano y el otoño, 2023 rompió los récords para perfilarse como el año más cálido desde que se tiene registro con 1.46ºC más que el promedio entre 1850 y 1900. Las consecuencias están documentadas: fenómenos meteorológicos extremos, incendios forestales sin control en bosques septentrionales, sequías largas e intensas en algunas zonas y destructivas inundaciones en otras. En este contexto climático la COP28 celebrada en Dubái dejó un acuerdo de alcance limitado que establece un llamado urgente a la transición energética en las dos décadas siguientes. Pero los acuerdos de la COP no son vinculantes, su cumplimiento queda a la buena voluntad de las partes. Por eso no es de extrañar que, a pesar de los esfuerzos, 2023 volvió a romper el récord en consumo de petróleo.

Uno de los efectos de los fenómenos derivados del calentamiento global es la emigración forzada de individuos y comunidades enteras, quienes también encuentran en la violencia y la pobreza motivos de peso para dejar sus lugares de origen. En este sentido, 2023 también rompió el récord en desplazamiento obligado con 114 millones expulsadas, sólo por conflictos, entre enero y septiembre, una cifra que equivale a la población de la República Democrática del Congo, el segundo país más extenso de África. Y lejos de resolver las causas de la migración, éstas se han multiplicado a la par de que generan una reacción xenofóbica y racista de sectores políticos y sociales de los países receptores, en parte responsables de la situación de los estados expulsores. Muros, cercas, policías y soldados forman parte ya del paisaje de los territorios de frontera.

Un ingrediente que abona a la profundización de la polarización social, principalmente en América y Europa, es el uso de chivos expiatorios por parte de políticos de ultraderecha y de izquierda populista para ganar electores. La casta política, el Estado, los medios, los inmigrantes, los empresarios, los pobres, los delincuentes, los musulmanes, los judíos, los “progres”… cualquier sector o grupo es susceptible de ser visto como enemigo, causante de todos los males. Con esta visión simplista de la realidad se enfocan las baterías discursivas contra los satanes sociales mientras se desvía la atención de la causa verdadera del problema que suele ser la permanencia de un sistema socioeconómico y político injusto montado sobre la desigualdad para mantener los privilegios de unos cuantos. Dentro de este marco hay que entender los triunfos de los ultraderechistas Geert Wilders en Países Bajos y Javier Milei en Argentina, así como el avance de Vox en España y la supervivencia política de Donald Trump en Estados Unidos.

Un arma que la extrema derecha ha sabido utilizar para crecer en preferencias, además de la polarización, son las plataformas digitales, las cuales, gracias a su laxitud frente a la propagación de mentiras, odios y mensajes fragmentados y contradictorios, permiten la construcción de campañas virales de engaño y mala información para sembrar la desconfianza, el miedo y la ignorancia. Aunque ya se anunciaba desde noviembre de 2022, la inteligencia artificial generativa irrumpió con éxito en 2023 y está siendo utilizada profusamente en el ecosistema digital político con muy distintos fines, algunos constructivos y novedosos y otros con franco afán pernicioso. El año que se va, y que nos deja cuestionamientos y preocupaciones en torno a la IA, es apenas una muestra de los avances, riesgos y discusiones de lo que vendrá en el ámbito de este desarrollo tecnológico.

En lo económico, dos tendencias se afianzaron: la fragmentación comercial y el nearshoring. Aunque ambas eran visibles desde antes de la pandemia y las guerras post pandémicas, en 2023 cobraron relevancia debido a las evidencias de su materialización. Estamos en el quinto año de la guerra comercial y tecnológica entre EEUU y China, misma que, junto a los efectos de la crisis pandémica, los conflictos bélicos en Eurasia y el trastocamiento del comercio global, ha llevado a Washington a replantear su esquema de relación con Pekín mientras fortalece la integración económica de Norteamérica. La OMC advirtió hace unos meses del avance de la aún incipiente fragmentación de las economías en bloques, característica central de lo que bien podemos bautizar ya como nueva globalización regionalizada. En este contexto hay que leer los anuncios de nuevas inversiones que se han multiplicado en México y que tienen el sello del nearshoring.

Del cúmulo de guerras en curso o potenciales que se extienden por el globo, dos acaparan la atención: Ucrania y Palestina. Se trata de viejos conflictos, fallas tectónicas geopolíticas, en etapa de nueva escalada. En el primer caso, el panorama luce oscuro para el estado ucraniano y la alianza occidental que lo apoya: Rusia mantiene su economía a flote, ha aprendido de sus errores iniciales, ha hecho fracasar la contraofensiva de Kiev, ha recuperado la iniciativa en el campo de batalla y mantiene el castigo al que considera como su “pueblo hermano”. En el caso de Palestina, asistimos a una masacre con tintes de genocidio perpetrada por el gobierno sionista de Israel que dice enfocarse en eliminar al grupo extremista Hamás mientras ataca de forma indiscriminada a civiles, niños y niñas incluidas. Estas dos guerras han ampliado la grieta entre Occidente y potencias emergentes como Rusia y China que estrechan lazos con el llamado sur global.

En mayo la OMS puso fin a la emergencia sanitaria por la Covid-19, aunque el virus que la causa permanece. No olvidemos el saldo fatal de los tres años oficiales de pandemia: casi 700 millones de contagios, 6.9 millones de muertes confirmadas y entre 20 y 35 millones estimadas. Lo ocurrido en 2023 está a punto de ser historia, pero la historia vive en el presente; los hechos de este año estarán presentes, de alguna u otra manera, en el 2024 que se aproxima. Felices fiestas.

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Arturo G. González

Soy adicto a saber y descubrir algo nuevo todos los días. Me obsesiono con tratar de entender el mundo y la época que me tocó vivir. No puedo escapar a la necesidad de comprender por qué nuestra civilización es como es, y para ello leo noticias, opiniones, artículos de análisis y libros; escucho música y veo cine. Creo que el pasado vive en el presente, y que el presente es la pieza clave del futuro. Te invito a este viaje de pensamiento y descubrimiento cotidiano. Esta es mi visión del mundo.