Kamala Harris o Donald Trump… ¿qué cambia?

Donald Trump y Kamala Harris

(Por Arturo González González) ¿Qué diferencia puede significar si Kamala Harris o Donald Trump ganan la elección presidencial de Estados Unidos?

El jueves 22 de agosto participé como conferencista en el Automotive Industry Experts Conversation 2024 organizado en Saltillo por el Cluster de la Industria Automotriz de Coahuila.

Y la pregunta con la que inicio este artículo fue una de las inquietudes más frecuentes del público empresarial durante el evento.

Conocer el contraste entre los dos caminos a elegir por parte de nuestro vecino del norte es una duda que merece un análisis detallado.

La elección presidencial del 5 de noviembre en EEUU será una de las más determinantes de la historia reciente. A simple vista, el enfrentamiento entre el republicano Donald Trump y la demócrata Kamala Harris ofrece dos opciones divergentes.

Pero la divergencia es más notoria en la política interior que en lo que a política exterior se refiere. Y este hecho tiene que ver con lo que cada candidato representa en medio de la guerra cultural que vive la potencia americana, y con los desafíos que actualmente enfrenta en el mundo. 

Hijos de dos migraciones muy distintas

Un factor que une a Trump y Harris es que ambos son descendientes de inmigrantes. Pero sus historias familiares son muy diferentes.

El magnate neoyorquino es producto de la inmigración insular y continental europea, privilegiada por Washington durante finales del siglo XIX y principios del XX para hacer de EEUU un país eminentemente blanco.

Es nieto paterno de un inmigrante alemán e hijo de una inmigrante escocesa.

Trump pertenece a la élite económica conservadora del país con una fortuna forjada en el sector inmobiliario.

En contraste, Kamala Harris es hija de una científica india de etnia tamil y de un economista jamaicano afrodescendiente, que emigraron a EEUU a mediados del siglo XX para continuar sus estudios superiores.

Su historia refleja el cambio demográfico y cultural que ha transformado al país en las últimas décadas.

La abogada californiana pertenece a la élite política progresista de la Unión Americana con una carrera construida en el sistema de justicia.

Kamala Harris y Donald Trump en la guerra cultural

La primera potencia del mundo libra actualmente una verdadera guerra cultural entre una visión primordialmente blanca, conservadora, religiosa e individualista, y otra eminentemente diversa, progresista, agnóstica e identitaria.

Trump y Harris tratan de ubicarse en los polos opuestos de este espectro político.

Trump defiende un EEUU basado en los “valores americanos tradicionales” y un nacionalismo económico que resuena con la élite empresarial, pero también en la clase trabajadora blanca afectada por las políticas neoliberales globalistas.

Durante su presidencia, promovió políticas abiertas para restringir la inmigración, proteger la industria nacional y revertir reformas sociales promovidas por los demócratas.

Harris, en contraste, representa la visión progresista del Partido Demócrata. Como mujer racializada, ha centrado su agenda en los derechos civiles, la justicia social y la inclusión.

Se ha alineado con movimientos progresistas que buscan transformar las estructuras sociales y económicas, promoviendo políticas en favor de las minorías, los derechos LGBTQ+ y la lucha contra el cambio climático. 

De lo que son y lo que pretenden representar, pasemos a revisar las implicaciones que tendría la victoria de cada uno.

Una presidencia de primeras veces

El triunfo de Trump traería una situación inédita: un presidente convicto asumiendo el cargo, lo que podría desencadenar una crisis institucional y profundizar las divisiones políticas en el país.

Además, sobrevivir a un atentado durante la campaña podría endurecerlo aún más, con un fuerte apoyo de su base, pero también una oposición feroz.

Si Harris ganara, sería un hito histórico: la primera mujer de ascendencia africana y asiática en la presidencia.

Su elección reflejaría la creciente diversidad del país, pero también enfrentaría grandes desafíos, incluyendo la resistencia de sectores conservadores y populistas que la ven como una amenaza a los principios del EEUU tradicional.

Estas diferencias afectan principalmente sus posiciones en política interna, pero, curiosamente, mucho menos en la visión de cada uno sobre el papel de EEUU en el mundo.

En política exterior, Trump y Harris podrían compartir algunos enfoques.

Kamala Harris, Donald Trump y la política exterior

Aunque con marcadas diferencias retóricas, la política exterior de la Administración Biden-Harris no se ha desviado mucho en ciertos aspectos clave respecto a la de Trump-Pence.

Esto sugiere que, a pesar de los cambios de liderazgo, algunas prioridades estratégicas de EEUU han permanecido constantes en temas críticos.

Es bastante claro que parten de la misma base: la pérdida de poder efectivo de su país en el mundo y el repliegue de su hegemonía.

Uno de los puntos en donde mayor contraste observo es en la relación de EEUU con la Unión Europea y el papel de la OTAN.

Trump mostró escepticismo hacia las alianzas tradicionales con Europa, criticando a la OTAN y la UE por no contribuir lo suficiente a la seguridad global y por políticas comerciales que, según él, perjudicaban a su país.

Su enfoque fue el de un nacionalismo económico, renegociando acuerdos bajo el principio de «America First».

Harris probablemente mantendría el enfoque más multilateral que ha explorado Joe Biden con Occidente, buscando fortalecer los lazos con Europa, especialmente en el contexto de la guerra en Ucrania y la necesidad de una respuesta unificada frente a Rusia.

Sin embargo, a pesar de una retórica más amigable, las tensiones comerciales y las diferencias en políticas de defensa podrían persistir, ya que EEUU seguiría protegiendo sus intereses estratégicos.

China ‘une’ a republicanos y demócratas

Y justamente el principal desafío para esos intereses se llama China, potencia frente a la cual las diferencias entre Trump y Harris tienden a borrarse. Veo factible que ambos mantengan como presidentes un enfoque duro con China.

Trump adoptó una estrategia de confrontación directa, imponiendo aranceles y restricciones comerciales para frenar el ascenso tecnológico de China, lo que escaló tensiones y consolidó un consenso bipartidista en Washington sobre la rivalidad con el gigante de Asia.

Aunque Harris podría usar una retórica menos agresiva, es probable que mantenga una postura similar en términos de competencia tecnológica y derechos humanos.

La administración Biden no ha revertido las políticas comerciales de Trump hacia China, y ha fortalecido alianzas en el Indo-Pacífico para contrarrestar la influencia china.

Con Harris, esta política de contención probablemente continuaría, aunque con un enfoque que intentara mantener abiertos algunos canales de diálogo.

Dos guerras internacionales en curso

En relación con Ucrania, Trump ha mostrado una postura ambigua, priorizando a veces sus relaciones personales con líderes autoritarios como Putin sobre el apoyo firme a Ucrania.

Su victoria podría significar una reducción del apoyo estadounidense a Kiev, con profundas implicaciones para la guerra en Ucrania y las relaciones con Europa.

Harris, en contraste, seguiría la línea de Biden: apoyo a Ucrania, refuerzo de la Alianza Atlántica y más presión sobre Rusia. 

En cuanto al otro gran conflicto del momento, Israel contra Palestina, Trump fue en su primer mandato abiertamente pro-israelí.

Parte del desastre que hoy es Oriente Medio tiene que ver con la decisión tomada por el republicano de trasladar la embajada estadounidense a Jerusalén, violando acuerdos internacionales.

Por su parte, la vicepresidenta probablemente buscaría un enfoque más equilibrado debido a la presión del sector más “izquierdista” de los demócratas.

Pero seamos realistas: las presiones del poderoso lobby israelí en EEUU, y su influencia en ambos partidos, limitarán cualquier cambio radical en la política hacia Israel.

Migración y comercio, dos asuntos espinosos

En migración, Trump ha sido claro en su enfoque restrictivo, centrado en construir un muro fronterizo y reducir la inmigración ilegal a cualquier precio.

Aunque la administración Biden-Harris ha adoptado una retórica más humanitaria, las políticas en la frontera no han cambiado significativamente, con continuidades en la aplicación de medidas como el Título 42 y la ampliación de restricciones al asilo.

Es posible que Harris busque una reforma migratoria más profunda, pero el panorama político actual sugiere que cualquier cambio drástico enfrentaría fuertes resistencias en el Congreso y en un sector influyente de la opinión pública.

La política comercial de Trump es clara: proteccionismo, renegociación bilateral de acuerdos y aranceles para proteger la industria estadounidense.

Harris podría intentar revertir algunas de estas medidas en favor de un comercio más abierto y alineado con estándares ambientales y laborales, pero la administración Biden ha mantenido muchas de las políticas de Trump, especialmente en relación con China.

La relación con México, prioritaria y compleja

Finalmente, aterrizamos en México. Durante su primer mandato, Trump adoptó una postura retórica dura hacia México, centrada en la seguridad fronteriza y la reducción de la inmigración ilegal.

Su enfoque transaccional, utilizando amenazas arancelarias para presionar a México, fue controversial pero efectivo a corto plazo en reducir el flujo migratorio.

En contraste, la negociación del T-MEC, impuesta por Trump, ha traído beneficios a México en materia de inversiones.

Harris ha seguido una línea más cooperativa como vicepresidenta, buscando abordar las causas profundas de la migración en Centroamérica mediante inversión y cooperación regional.

Sin embargo, las políticas migratorias de Biden no han diferido mucho de las de Trump, manteniendo ciertas restricciones y enfrentando críticas de ambos lados.

Preveo que Harris ponga el acento de la renegociación del T-MEC en asuntos laborales y medioambientales, mientras que Trump lo hará en reglas de origen y competencia comercial.

Como podemos ver, si bien hay diferencias notables entre Donald Trump y Kamala Harris en cuanto a política interior, es imposible obviar las tendencias que se han puesto en marcha en EEUU frente a un mundo más desafiante y competido.

One Response

  1. Gracias por su artículo,,, me parece fundamental ver las diferencias entre un candidato y otro… quizá seria mas efectivo ver la ética de cada uno y si representa a los grupos que los apoyan… tener de candidato a Trump con tantos cargos delictivos y un intento de golpe de estado y no poder incapacitarlo me parece escandaloso para el mundo…

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Arturo G. González

Soy adicto a saber y descubrir algo nuevo todos los días. Me obsesiono con tratar de entender el mundo y la época que me tocó vivir. No puedo escapar a la necesidad de comprender por qué nuestra civilización es como es, y para ello leo noticias, opiniones, artículos de análisis y libros; escucho música y veo cine. Creo que el pasado vive en el presente, y que el presente es la pieza clave del futuro. Te invito a este viaje de pensamiento y descubrimiento cotidiano. Esta es mi visión del mundo.