(Por Arturo González González) Los reflectores internacionales en estos días apuntan a cuatro procesos: la guerra comercial global y sus efectos; la posibilidad de un acuerdo de paz en Europa del Este; el plan de rearme de la Unión Europea, y el recrudecimiento de la guerra en Oriente Medio. De alguna u otra forma, en todos estos asuntos hay hilos que conectan con Donald Trump y Estados Unidos.
Las sacudidas de Trump
La guerra comercial ha sido desatada por el presidente Donald Trump con sus aranceles al acero y aluminio como parte de una estrategia que tiene como propósito último subvertir el sistema de comercio internacional para aliviar los déficits comercial y fiscal y aligerar el peso de la enorme deuda pública estadounidense.
Respecto a la guerra en Ucrania, es Washington quien empuja el acuerdo de paz entre Kiev y Moscú para, principalmente, cerrar el frente, evitar más gastos y enfocarse en un doble movimiento: reforzar su presencia en América, donde China ha ganado terreno, y estrechar el cerco al gigante asiático en su propia región, Asia Pacífico.
La Unión Europea busca el rearme porque, según sus líderes políticos, el viraje de Estados Unidos con Trump los pone a merced de una Rusia empoderada. Lo cierto es que los dirigentes europeos siguen los lineamientos del presidente estadounidense, quien ha sido enfático con su plan respecto a sus aliados europeos y Ucrania: si quieren más seguridad, páguenla. Así, los países europeos vuelven a la senda de las armas, como hace un siglo.
Y detrás del apoyo a Israel y sus planes de limpieza étnica en Gaza, que han aumentado en brío y brutalidad esta semana, está la gran potencia americana, quien además el fin de semana ha atacado en Yemen a los rebeldes hutíes, que forman parte del Eje de la Resistencia que lidera Irán, y que han puesto en jaque el comercio mundial por sus asaltos contra buques mercantes en el estratégico estrecho de Bab el Mandeb.
Trump, por lo visto, habla de paz a conveniencia en una región, mientras mantiene la guerra, también a conveniencia, en otra.
Jugadas afortunadas de Pekín
Pero por debajo de estas turbulencias con sello Made in USA, China mueve sus piezas sigilosamente, aprovecha la situación y concatena una serie de éxitos parciales pero importantes.
El gigante de Asia descubrió recientemente en Hunan el yacimiento de oro más grande del mundo, en un momento en el que el oro mantiene un ritmo sorprendente en su apreciación inmediata y de futuros. El metal ha rebasado ya la barrera de los 3,000 dólares por onza.
Los descalabros en las bolsas de Estados Unidos debido a los malos pronósticos para la economía de la potencia americana y el riesgo de una guerra comercial mayor, son inversamente proporcionales a las subidas que han registrado en los últimos días los mercados bursátiles de China. Incluso el índice Hang Seng de Hong Kong superó la semana pasada al S&P 500 de Wall Street.
Los medios especializados ya hablan de los siete titanes chinos (Alibaba, BYD, JD, NetEase, SMIC, Tencent y Xiaomi) frente a las siete magníficas estadounidenses (Apple, Microsoft, Amazon, Alphabet, Meta, Nvidia y Tesla).
Los siete titanes chinos han aumentado su valor de mercado alrededor de 40 % en lo que va del año para acumular ganancias en conjunto por 440,000 millones de dólares, en medio de los ecos del terremoto que ocasionó DeepSeek, la competencia china de ChatGPT, que mostró que con una inversión considerablemente menor se podía alcanzar la capacidad de procesamiento del modelo de IA estadounidense.
Otro elemento de contraste ha llegado en el ámbito económico. Mientras que para Estados Unidos se pronostica una caída de 2.4 % del PIB en el primer trimestre de 2025, para China se espera un crecimiento de su economía del 5 % en el año.
Estrategias económicas frente a Trump
La meta de crecimiento de la economía china se estableció durante las llamadas Dos Sesiones, las reuniones anuales que celebran al mismo tiempo la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, órgano asesor del Estado, y la Asamblea Popular Nacional, órgano legislativo de la República Popular.
Las sesiones, que se llevaron a cabo entre el 4 y el 11 de marzo, definieron el plan de desarrollo económico y social y los presupuestos central y locales.
Además de la expectativa de crecimiento, los representantes del Estado chino establecieron varias medidas de suma relevancia, entre las que destaco dos:
Eliminar todas las restricciones a la inversión extranjera directa con el objetivo de competir fuertemente en la atracción de nuevas empresas.
Impulsar aún más el desarrollo tecnológico de alta gama, principalmente en Inteligencia Artificial plus, computación cuántica y la conectividad digital de sexta generación (6G).
Pero no todo es economía. En el ámbito geopolítico, China también se mueve con rapidez.
Alfiles y caballos al frente
Como resultado de las Dos Sesiones, se anunció un aumento de 7.2 % del gasto militar para este año, con el fin de alcanzar la cifra de 245 mil millones de dólares, una cuarta parte del presupuesto militar estadounidense.
En materia de relaciones internacionales, el Estado chino acordó fortalecer los lazos con la Unión Europea en medio de los embates de Estados Unidos a sus aliados tradicionales.
En ese sentido, y durante los mismos días de las Dos Sesiones, diplomáticos chinos censuraron la forma en la que Estados Unidos ha tratado a sus aliados europeos dentro de las negociaciones de paz en Ucrania.
El objetivo parece ser colocar a China como una alternativa viable a los esfuerzos estadounidenses que excluyen a las potencias europeas, objetivo que se observa complejo dada la alineación de intereses que guarda Pekín con Moscú.
Una muestra de esto último fue el pronunciamiento conjunto que hicieron China, Rusia e Irán en el marco del inicio de los ejercicios navales conjuntos del Cinturón de Seguridad Marítima en el golfo de Omán.
Los vicecancilleres de los tres países condenaron al unísono las presiones de Estados Unidos sobre Irán y exigieron la suspensión inmediata de las sanciones contra Teherán por el plan de desarrollo nuclear que, a decir de los diplomáticos, tiene fines pacíficos.
Por otro lado, mientras Washington se alista para concretar su giro a Asia Pacífico con la mira puesta en contener a China, Pekín lleva a cabo un reacomodo de sus fuerzas para contrarrestar al otrora hegemón americano.
Enroques para contrarrestar a Trump
Las acciones de China apuntan a disminuir la tensión con sus socios de la Asociación Económica Integral Regional (RCEP, por sus siglas en inglés), mientras despliega sus capacidades para conseguir sus objetivos de mediano y largo plazo en Asia Pacífico.
La semana pasada fue intensa en esta ruta. La fuerza naval china concretó un ejercicio inusitado de circunnavegación de Australia, aliada geopolítica de Estados Unidos y socia comercial de China.
En cuanto a Filipinas, con quien ha tenido roces, China le “permitió” maniobras de reabastecimiento en las aguas que ambos países disputan, mientras en Manila el gobierno filipino revelaba la existencia de una presunta red china de espionaje.
También se dio a conocer la probable transferencia de tecnología aérea de uso militar por parte de Pekín a Corea del Norte, que mantiene una actitud desafiante contra sus vecinos, principalmente Corea del Sur, y contra Estados Unidos.
En todo este cuadro no puede faltar Taiwán. Durante las Dos Sesiones, el Estado chino reafirmó su objetivo de reunificación primordialmente pacífica con la isla y manifestó su rechazo a cualquier injerencia extranjera.
Y en los últimos días, una serie de acciones dejaron clara la triple estrategia de China con Taiwán en estos momentos:
Labores de espionaje a través de globos de vigilancia.
Acoso contra los independentistas fuera de Taiwán, aprovechando la creciente influencia económica y política de Pekín en varios países.
Campañas de propaganda dentro de la isla con el uso de celebridades que emiten mensajes a favor de la reunificación.
¿Y a dónde va el mundo con estos reacomodos?
Estados Unidos, con Donald Trump, quiere sacudir el orden internacional que ayudó a crear para tratar de frenar su declive y parar el ascenso de Pekín.
China, por su parte, con Xi Jinping, busca crear un nuevo orden multipolar post hegemonía estadounidense con Washington lejos de sus asuntos en Asia Pacífico.
Son tiempos intensos de turbulencias, pugnas y transiciones.